LA VIDA FAMILIAR ES UNA CONSTANTE VARIABLE
La vida cambia en todo momento. Mi vida cambió mucho desde que me casé. Mi vida emocional cambió bastante desde entonces. Son una sucesión de picos altos y bajos emocionales.
A veces quisiera que todo fuera perfecto, pero no lo es. Pero aún sigo guardando la esperanza de que todo mejorará y algún día prácticamente será perfecto.
He leído tanto acerca del matrimonio, pero experimentarlo es algo totalmente diferente. Requiere de mucha madurez, mucha entrega y sacrificio. Se necesita inclusive de mucha genialidad para estar dispuesto a entregarlo todo por esta forma de convivencia. Se requiere dar lo mejor de uno en pos de la salud familiar. Es imprescindible luchar y al mismo tiempo saber ceder, perder y humillarse con tal de que siga a flote la unión familiar. Se necesita harto coraje para poder llevar a buen término la vida familiar. Mucha gente no está dispuesta a dejar de lado su orgullo por su matrimonio, pero yo recomiendo hacerlo.
Sugiero pedir disculpas tantas veces como sea necesario. Recomiendo darlo todo con tal de que siga existiendo el amor maravilloso de aquel primer día.
Si el amor duele, es buena señal. Si no duele, algo está fallando.
La humildad es una necesidad muy básica dentro del seno familiar. Sin humildad, no podemos aprender de nuestros errores. Necesitamos reflexionar y enmendar nuestras faltas. Cada palabra que se dice puede ser la última, por lo que tenemos que guardar un cuidado especial con todo lo que se menciona.
Se debe estar dispuesto a sacrificar el propio ego, el éxito profesional, los amigos, la diversión y el placer con tal de que la familia surja como el Ave Fénix de las cenizas, con un resplandor de armonía y felicidad eternas.
Siempre habrán adversidades a cada momento de la vida familiar, pero si actuamos con cautela, ecuanimidad, discreción, amor, optimismo, voluntad, esfuerzo, coraje, sabiduría, entrega, sacrificio, madurez, equilibrio, generosidad y perdón, podremos hacer de nuestra familia el triunfo más glorioso de nuestra existencia.
A veces quisiera que todo fuera perfecto, pero no lo es. Pero aún sigo guardando la esperanza de que todo mejorará y algún día prácticamente será perfecto.
He leído tanto acerca del matrimonio, pero experimentarlo es algo totalmente diferente. Requiere de mucha madurez, mucha entrega y sacrificio. Se necesita inclusive de mucha genialidad para estar dispuesto a entregarlo todo por esta forma de convivencia. Se requiere dar lo mejor de uno en pos de la salud familiar. Es imprescindible luchar y al mismo tiempo saber ceder, perder y humillarse con tal de que siga a flote la unión familiar. Se necesita harto coraje para poder llevar a buen término la vida familiar. Mucha gente no está dispuesta a dejar de lado su orgullo por su matrimonio, pero yo recomiendo hacerlo.
Sugiero pedir disculpas tantas veces como sea necesario. Recomiendo darlo todo con tal de que siga existiendo el amor maravilloso de aquel primer día.
Si el amor duele, es buena señal. Si no duele, algo está fallando.
La humildad es una necesidad muy básica dentro del seno familiar. Sin humildad, no podemos aprender de nuestros errores. Necesitamos reflexionar y enmendar nuestras faltas. Cada palabra que se dice puede ser la última, por lo que tenemos que guardar un cuidado especial con todo lo que se menciona.
Se debe estar dispuesto a sacrificar el propio ego, el éxito profesional, los amigos, la diversión y el placer con tal de que la familia surja como el Ave Fénix de las cenizas, con un resplandor de armonía y felicidad eternas.
Siempre habrán adversidades a cada momento de la vida familiar, pero si actuamos con cautela, ecuanimidad, discreción, amor, optimismo, voluntad, esfuerzo, coraje, sabiduría, entrega, sacrificio, madurez, equilibrio, generosidad y perdón, podremos hacer de nuestra familia el triunfo más glorioso de nuestra existencia.
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