UN ENFOQUE SOBRE LA IMPORTANCIA DE LO INTANGIBLE

Hasta ahora no me puedo explicar el por qué los seres humanos nos dejamos llevar tan fácilmente por las cosas que son superfluas, tangibles, superficiales, banales, mundanas y perecederas. Lo intangible, aquello que no se puede percibir por los sentidos, aquello que es puramente abstracto, posee un valor muy superior por encima de lo que es tangible. Todo lo que podemos captar a través de nuestros cinco sentidos (por mencionar, la vista, el oído, el gusto, el tacto y el olfato), posee poca importancia, ya que tiende a desaparecer y a decaer con el tiempo, de una forma mucho más rápida que todo lo que no es perceptible por estos sentidos.

Siendo que deberíamos enforcarnos un 80% en lo que es esencial y abstracto, y un 20% en lo que es trivial y concreto, hacemos lo contrario. Estamos consciente de que estamos realizando las cosas al revés, y muchas veces escuchamos hablar a gente coherente y sensata, que no debemos dejarnos llevar por las tentaciones, puesto que son pasajeras. Pero pareciera que nuestros impulsos naturales nos dominan; las hormonas que segregan nuestros cuerpos, dominan nuestra inteligencia y raciocinio. Ponemos en jaque nuestro porvenir, y ni aún así damos señales de un cambio significativo para enmendar lo que fue hecho de forma incorrecta.

¿Cuántas experiencias tenemos que vivir, cuántos tropezones debemos sufrir, cuántas tragedias debemos experimentar, para llegar a entender que nuestra vida no debe ser vivida en vano? Por algo se crearon los valores y los principios, la ética y la moral, la reflexión sobre lo que es correcto. ¿Cuántas generaciones deben pasar antes de que reaccionemos de forma coherente y racional? Está en nuestras manos en darle un sentido y un valor significativo a nuestras vidas, a través de nuestros pensamientos y actos consecuentes.