PREVIENDO LAS CONSECUENCIAS DE FRECUENTAR LOS CASINOS


Hagamos de cuenta que en el presente, tu edad es de 32 años. Eres un profesional exitoso, nacido en una familia acomodada económicamente. Sin embargo, por azares de la vida, caíste un día en la tentación de asistir a una casa de juego, o lo que comúnmente se llama casino. Viste todo el ambiente llamativo en aquel lugar, donde la gente adinerada se divertía bastante, y donde el trato tan amable de las azafatas que hacían su labor, te dejaba atónito, por no mencionar su impresionante belleza que podría dejar boquiabierto, hasta al más casto.

Las primeras ocasiones en que acudiste a aquel paraje por curiosidad, todo aparentaba ser tan perfecto, lleno de luces, lujo y extravagancia. Empezaste a jugar al póker, pensando que como tus contrincantes eran personas y no una máquina, tendrías mayores probabilidades de ganar dinero fácil. Perdiste.

Las siguientes veces en que pasaste por ese casino, no tuviste oportunidad de volver a jugar al póker: unas veces porque la gente no había llegado en número suficiente, como para empezar el juego, y en otras veces puesto que las mesas de póker siempre estaban llenas.

De tantos intentos fallidos para jugar al póker, decidiste probar algo diferente: te llamó la atención el juego del black jack. Te dijiste a ti mismo: "Como sé jugar bien al póker, puede que tenga suerte en el black jack, que también es un juego de cartas... pese a que el contrincante ahora es una máquina."

Apostaste primero el monto mínimo. En la primera jugada, ganaste algo de dinero. Te entusiasmaste en sobremedida, y pensaste: "Esto del casino puede ser una buena fuente de ingresos, y lo mejor de todo, ¡es que es divertido!!!" Cada vez que ibas, aumentabas el monto apostado, pero desafortunadamente, todo quedó en pérdidas. No comprendías por qué no podías ganar como antes. Seguiste jugando, y se volvió un vicio que entró en tu vida, sin darte cuenta. Quedaste con deudas tan grandes, que jamás llegaste a cubrirlas todas.

20 años más tarde, tu padre y tu madre tienen 85 y 80 años de edad. Toda su fortuna se esfumó, debido a que tuvieron que hacerse cargo de tus deudas, para evitar que vayas a prisión. Y ahora, a esas edades, ya no poseen nada. Ni siquiera para poder seguir viviendo dignamente.

Un día de sol, sales a almorzar con ellos. Sin embargo, no llegas a encontrar ningún restaurante, suficientemente económico que pueda adecuarse a tu billetera casi vacía. En ese momento, te preguntas a dónde se fue todo el dineral que poseía tu familia, y descubres con tristeza, que se esfumó en los casinos, hace 20 años atrás.

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