A MAYOR ESPECIALIZACIÓN, MENOR SINCRONIZACIÓN.


Existe una relación inversa entre la especialización y la sincronización; de tal modo que, a mayor especialización, menor sincronización. Y a menor especialización, mayor sincronización.

Primero definamos algunos conceptos:

Especialización.- Se refiere al concepto creado por Adam Smith en su obra literaria "La Riqueza de las Naciones", célebre y empleada como libro de referencia en el campo de la Economía. Adam Smith menciona que, a través de la división del trabajo, cada persona realiza el trabajo que le corresponde de manera especializada, y de esta manera se llega a maximizar la producción total. Por ejemplo, si se desea fabricar clavos, y si tres individuos realizan todas las acciones necesarias para producirlos, cada quien por su cuenta, al día podrán llegar a un monto mínimo de clavos fabricados (podría ser la cantidad de 100 clavos totales en un día). En cambio, si las tres mismas personas se dividen las tareas de la elaboración de clavos (uno puede trabajar en la cabeza del clavo, otro en el cuerpo y el tercero en unir dichas partes), se llegaría a una especialización, y por consiguiente se podría producir un mayor número de clavos por día (podría darse la cantidad de 300 clavos totales en un día). Esto explica que si la gente trabaja de manera especializada, la producción se maximiza.

Sincronización.- Es el segundo concepto que hay que definir. El escritor Alvin Toffler, en su bestseller "La Revolución de la Riqueza", menciona el concepto de sincronización. En mis propias palabras, la sincronización es como un engranaje de las diversas actividades especializadas que conforman una sociedad, y que conforman un sistema de elementos interdependientes e interrelacionados entre sí. Por ejemplo, para producir una silla, debe haber un conjunto de acciones sincronizadas para producir los clavos, la madera y el barniz, y también con el fin de unir dichos elementos en un producto final denominado silla. Alvin Toffler aclara que mientras mayor es la especialización, también incrementa el costo de la sincronización. Por lo tanto, podemos concluir que existe una relación inversamente proporcional entre la especialización y la sincronización. Aquí entra también en juego el concepto de sinergia, donde la suma es mayor que las partes. De nada sirve que cada quien se especialice en su labor, si no existe un agente que administre y sincronice el trabajo de tantas personas que componen una sociedad.

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