SIEMPRE HAY UNA MANERA AGRADABLE DE DECIR LAS COSAS.

En una ocasión, me enteré que un amigo cercano se metió con una mujer con la que yo salía, suceso que inclusive él mismo me confirmó. Pasó un tiempo, y luego él se enteró de unas fotos que puse en un sitio de internet, en las cuales yo salía con mujeres muy lindas. Entonces este amigo me preguntó cómo se llamaban las mujeres.
Podría haberle dicho que no le iba a divulgar sus nombres, puesto que él se había metido anteriormente con una mujer que yo pretendía, y por lo tanto que ya no confiaba en él. Pero preferí decirle: "Es un secreto. No te voy a mencionar sus nombres, porque por ahí las buscas y se quedan contigo, ya que sé que eres más experto con las mujeres que yo." Al decir esto, evité que me siga preguntando, y también, por otro lado, no herí sus sentimientos y pude mantener a flote nuestra amistad. Obviamente que al mencionar esas palabras, me puse por debajo de él de manera humilde, aunque no fuera cierto. Hice uso de lo que se conoce como "un acto maquiavélico", pero en el buen sentido de la palabra.

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