A VECES SE JUSTIFICA DAR UNA LIMOSNA A ALGUN ENFERMO MENTAL DE LA CALLE


Hoy me ocurrió algo peculiar, una experiencia que me hizo reflexionar sobre algunos prejuicios que poseía, y que me impedían comprender la realidad en la que viven muchos indigentes de la calle.

Estaba consumiendo un jugo de frutas en un puesto de venta que se encontraba en plena calle. Éste era un carrito de madera que realizaba sus ventas al público en general. Una señora y una señorita atendían el negocio. De pronto apareció de la nada un indigente, muy probablemente un drogadicto y enfermo mental, hechos que eran obvios puesto que hablaba incoherencias y no se entendía lo que decía. Lucía vestido con harapos, y su edad oscilaba entre los veinte y los treinta años de edad. Lo curioso de este individuo era de que su agresividad ponía incómodo a todo transeúnte que pasaba por la calle, inclusive a las dos mujeres que estaban atendiendo el carrito de jugos de frutas.

El indigente se acercó al carrito y empezó a balbucear con violencia, haciendo señas que le inviten algo para tomar. La señora que atendía, trató de invitarle un vaso de agua, el cual fue rechazado por el agresivo individuo.

Estuvimos en esta situación alrededor de unos quince minutos, y el joven vagabundo persistía en provocar molestias.

Entonces le pedí a la señora del carrito que le ofrezca un vaso de jugo de frutas, y que yo se lo invitaba, puesto que noté que ambas mujeres se estaban poniendo nerviosas e incómodas. Luego de tomar el vaso de jugo, el enfermo mental se alejó, satisfecho de haber saciado su sed.

Me pongo a pensar que con tan sólo Bs. 2 que era el costo del jugo de frutas, que actualmente es equivalente a aproximadamente 0,29 dólares americanos, me fue posible ayudar a que ese sujeto se aleje y brindarles seguridad a las personas de la zona, sobre todo a la señora y a la señorita del carrito de jugos de frutas.

De esta experiencia extraje la conclusión de que a veces es mejor perder un poco de dinero para esta pobre gente, con tal de evitar problemas graves que pudieran haber ocasionado daños físicos. La lógica de esta teoría es que mucha de esta gente que vive en la calle, sin un sano juicio y expuesta a las drogas, no piensan coherentemente, por lo que responderles con la misma violencia resultaría perjudicial, en lugar de representar un beneficio.

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