LAS VITAMINAS E, C, B1 y A AYUDAN A PREVENIR EL CANCER.

La capacidad de respuesta del sistema inmunitario disminuye con la edad; por lo tanto, los pacientes mayores de 65 años son más susceptibles a padecer enfermedades infecciosas y cáncer. Investigaciones recientes indican que los suplementos de vitamina E son valiosos en la preservación de la respuesta inmunitaria, sobre todo la mediada por células en los ancianos sanos. Los resultados más favorables se obtuvieron con una dosis de vitamina E de 200 a 800 mg/día de vitamina E.

Fuente:

http://www.paraqueestesbien.com/notas/tips_50.htm

La vitamina B2 o riboflavina.-

Se ha estudiado, principalmente en China, la suplementación de riboflavina (vitamina B2) en la prevención y tratamiento del cáncer de esófago, con resultados mixtos. No se tiene una conclusión clara hasta este momento.

Existe evidencia preliminar que indica que las pacientes con cáncer de seno posterior a la menopausia y con niveles bajos de riboflavina normalizarán sus niveles si siguen un tratamiento con tamoxifeno. Sin embargo, la causa de una referencia baja de riboflavina no es clara y puede estar relacionada con un tratamiento anterior de quimioterapia con doxorubicina, que es la supuesta causa de los niveles bajos de riboflavina (los cuales seguramente se recobrarán con o sin tamoxifeno).

Fuente:

http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/druginfo/natural/patient-riboflavin.html

Vitamina C (acido ascórbico).-

Es un potente antioxidante. Favorece la cicatrización. Concurre a la formación y a la integridad de los cartílagos, de los vasos sanguíneos, de los huesos y dientes. Protege a los capilares. Protege contra las infecciones y el desarrollo de todo tipo de cánceres. Es muy útil contra los resfriados y tiene un papel fundamental en el objetivo de mantener limpias las arterias. Es una de las vitaminas menos estables que puede ser destruída por la luz, el calor y oxidada por el contacto con el aire. El organismo usa solo la cantidad necesaria: su excedencia es eliminada a través de los riñones.

Fuentes alimenticias de la vitamina C: Cítricos, frutillas, kiwi, melón, brócolis, col, hinojo, papas, ajíes, perejil. Un zumo de frutas tomado cada mañana es el complemento ideal de una sana alimentación.

Fuente:

http://www.net96.it/art/cucina/_Vitaminas.htm

La vitamina E.-

Es un poderoso antioxidante que, junto con la vitamina C, los betacarotenos y el selenio, previene la destrucción anormal de glóbulos rojos, las cataratas, la anemia, el envejecimiento prematuro, la angina de pecho, los ataques cardíacos y el cáncer. Se encuentra principalmente en los aceites, el germen de trigo, las frutas secas (nueces, avellanas, almendras, maníes) y las semillas (de sésamo, lino, girasol).

Existen cientos de variedades de ajíes de diversos colores y sabores, características que no influyen en el valor calórico. Los más picantes, llamados chiles o chilis, aportan una sustancia que podría ser preventiva de algunos tipos de cáncer, especialmente de estómago. Cuanto más picante es el chile, mayor es el contenido de esa sustancia, así que se recomienda incluirlos entre los alimentos habituales, si se tolera el picante.

Algunas verduras que contienen hierro son la acelga, el berro y el brócoli (todos proporcionan también sustancias beneficiosas contra el cáncer).

Fuente: http://www.cormillot.com/alimentacion/nota_alim_010903_minerales.php

La vitamina A.-

10.000 UI diarias. La gente que tiene cáncer requiere una mayor cantidad de antioxidantes.

Fuente: http://www.ecoaldea.com/enfermedad/cancer_intestino.htm

La Vitamina B1 (Tiamina).-

Se trata de uan vitamina hidrosoluble, es decir, soluble en agua. Y como todas las vitaminas del complejo B, su exceso se elimina por la orina, por lo que ha de ser consumida diariamente, ya que no se almacena. Se la conoce como "la vitamina del estado del ánimo", por su efecto beneficioso sobre el sistema nervioso y la actitud mental. La Tiamina o vitamina B1 es absorbida en el intestino delgado y transportada por vía circulatoria al hígado, a los riñones y al corazón, donde se combina con otros elementos -entre ellos el manganeso y algunas proteínas- para, mediante su conversión en enzimas activas, sea posible desdoblar los carbohidratos en azúcares simples y, a partir de ahí, producir energía. Las mejores fuentes naturales de esta vitamina son: la mayor parte de vegetales, el salvado, la avena, el cacao, la levadura de cerveza, los cacahuates, el arroz integral y el trigo entero, entre otras. Esta vitamina fue utilizada entre los años 1945 y 1960 en Estados Unidos para el tratamiento del alcoholismo. Las conclusiones fueron sorprendentes: los pacientes a los que se les inyectó la vitamina B1, mejoraron durante el tratamiento; y algunos de aquellos con quienes no se utilizó, fallecieron a causa de complicaciones relacionadas con el alcoholismo. Esta vitamina es también componente esencial en el tratamiento de la esclerosis múltiple y la miastenia grave. Los perjuicios originados por la falta de la vitamina B1 o tiamina son: * Irritabilidad, fatiga e inestabilidad emocional; pérdida del apetito, y en los casos de deficiencia más grave: Confusión y pérdida de la memoria. * Dolores abdominales. * Estreñimiento. * Alteraciones cardíacas. * Inflamación del nervio óptico. * Beriberi o polineuritis periférica grave. * Algunas investigaciones relacionan la deficiencia de la vitamina B1 o tiamina con el cáncer del útero. Entre las causas que favorecen la deficiencia de la vitamina B1 o tiamina, está el consumo del café, del tabaco y del alcohol.

Fuente:

http://www.dsalud.com/medicinaorto_numero18.htm

El Zapallo.-

El color anaranjado de esta hortaliza de origen americano indica su alto contenido en betacarotenos, sustancias que ayudarían a prevenir algunos tipos de cáncer. La zanahoria también es otro vegetal naranja que proporciona betacarotenos.

Las hortalizas de color verde intenso (espinaca, acelga, berro, brócoli) y las frutas como damasco, durazno, melón, cítricos, frutillas, sandía son ricas en betacarotenos. Esta sustancia se convierte en vitamina A en el organismo, lo cual es necesario para mantener una buena piel y para mejorar la visión, especialmente nocturna. Además, por su acción antioxidante, prevendrían enfermedades de degeneración celular como cataratas, envejecimiento prematuro, ateroesclerosis y cáncer, entre otras.

El Brócoli.-

Es rico en potasio, hierro, magnesio, ácido fólico, betacarotenos y vitamina C. Pertenece al grupo de verduras llamadas crucíferas, junto con otras como repollo, col, coliflor, repollitos de Bruselas, nabo, rabanitos y berro. Contienen una sustancia cuya acción sería efectiva en la prevención de algunos tipos de cáncer, principalmente de mama, estómago e intestino grueso.

Fuente:

http://www.cormillot.com/alimentacion/nota_alim_010903_minerales.php

La cebolla.-

Es con mucha diferencia, la hortaliza de bulbo más importante en cuanto a virtudes terapéuticas. Se cree que procede de Asia. Al igual que el ajo, calienta el cuerpo y estimula la circulación. Ayuda al organismo a protegerse del cáncer. Es antibiótica, fortalece los pulmones y limpia los intestinos, ayudándolos a mantener su equilibrio bacteriano. Tomadas diariamente, las cebollas pueden ayudar a prevenir cánceres del tracto digestivo.

El ajo.-

Es bien sabido que el ajo, limpia la sangre y ayuda a crear y mantener una flora bacteriana intestinal sana. Es antiséptico, antibiótico y antifungico. Estimula el sistema inmunológico y puede prevenir algunos tipos de cánceres, en particular de estómago.

Terapia Inmunológica.-

Basada en la creencia de que el cáncer se desarrolla por tener deprimido el sistema inmunológico; por eso se pretende su potenciación, para combatir y destruir las células cancerígenas.

Terapias nutricionales.-

Son las más utilizadas. Numerosos estudios indican que una dieta alta en grasas aumenta el riesgo de padecer cáncer, mientras que una dieta baja en grasas, rica en fibra, frutas frescas, verduras y cereales integrales, ayuda al organismo a luchar contra el cáncer.

Estadísticas sobre el Cáncer.-

Cada año de la década de 1990 se registraron en todo el mundo cerce de 6 millones de casos nuevos de cáncer y más de 4 millones de muertes por cáncer.

A comienzos de los 90, más de 1/5 parte de todas las muertes en EEUU se debían al cáncer. Sólo las enfermedades cardiovasculares lo superaron.

El cáncer de colon o recto está en el cuarto lugar en la lista de afectados por cáncer, y se da sobre todo en las personas de edad.

En 1933 La American Cancer Society predijo que alrededor del 33% de los estadounidenses podrían desarrollar un tipo u otro de cáncer.

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