¿POR QUÉ LAS EMPRESAS PREGONAN EL AUTOCONFORMISMO?


En la Ética de las Empresas, se hace mucho hincapié en la necesidad de poner en práctica el autoconformismo. Tanto es así, que tildan a las ambiciones personales como algo negativo. Pero, ¿negativo para quién? Evidentemente, para las organizaciones con fines de lucro, los intereses personales pueden atentar contra el alcance de los objetivos empresariales. Sin embargo, para los individuos que componen las corporaciones, la ambición es favorable a nivel personal.

Una persona que carece de ambición, es aquella que ya no posee futuro. La obediencia ciega que nace del autoconformismo, puede ser autodestructiva para los dependientes que ocupan los niveles inferiores del organigrama. Es así como los propietarios de las compañías sacan el mejor lucro de sus trabajadores. No es que estoy en contra de las empresas; me parece que es un bien el establecimiento de las organizaciones, pero no se puede pregonar el autoconformismo de manera cínica. Hay que poner las cartas sobre la mesa, y dar a entender las ventajas y desventajas de este autoconformismo.

Este atributo beneficia más a los dueños de las corporaciones, en desmedro del bien de sus funcionarios. Existe una necesidad imperante que la honestidad se incremente. El empresario es insaciable, y es por esto que busca formas de sacar el mayor provecho. Pero este hecho mismo es antiético. Todo tiene su límite y su medida. Al acabar con la ambición de los trabajadores, se está perjudicando en el desarrollo económico de cada uno de ellos.

La expresión maquiavélica de que el fin justifica los medios, ya es algo obsoleto. Hay que intentar armonizar los intereses propios con los intereses comunes del grupo. Sólo así se podrá llegar más lejos en todo sentido. Hace mucha falta cultivar los valores, para formar profesionales de valores y no sólo de éxito. ¡O ganamos todos, o nadie gana! Me parece justo.

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